Esta opera, que adapto la clasica obra maestra de igual nombre creada y llevada a la escena en la decada de 1930, sirve de manual de lucha y vida para los revolucionarios y constituye la pieza monumental que es considerada como eterno patrimonio cultural de la humanidad.

A traves de la diestra interpretacion artistica, los ejecutantes ensenan mediante el destino de Kotbun y sus familiares la verdad de la revolucion de que no se puede salvar con lagrimas y compasion el destino nacional ni el familiar ni el de si misma y no hay otro remedio que luchar con los enemigos de clase.

La disfrutaron los cuadros del Estado y el ejercito, el presidente de partido amigo, los funcionarios de organos del partido, las fuerzas armadas y el Poder, organizaciones de masas, ministerios y organos centrales, oficiales y soldados del Ejercito Popular de Corea y trabajadores capitalinos.