Con anterioridad, dijo que "seguiria en pie la promesa de Estados Unidos de ofrecer el paraguas nuclear" y "se mantendria la disposicion de entrar inmediatamente en el combate a traves de los 'planes operacionales 5027 y 5029'".

Esta imperdonable hablilla conflictiva y belicista es un reflejo directo de la intencion de EE.UU. de desencadenar la nueva guerra en la Peninsula Coreana para atropellar por via militar a la RPDC y ocupar para siempre el territorio surcoreano.

La invariable politica de EE.UU. para la agresion a la RPDC consiste en exacerbar la situacion de la Peninsula Coreana y provocar la nueva guerra tomandolo por pretexto.

De ahi que este imperio lleva ahora al extremo la situacion de esa area pretextando la reciente prueba nuclear de la RPDC.

Efectivamente, esta emplazando en el suelo surcoreano y su contorno un gran numero de sus tropas agresoras y perfecciona el nuevo "plan operacional" mas ofensivo y aventurero para desatar la guerra nuclear.

Ademas, se mueve intensamente para instaurar la "comandancia de las fuerzas aereas conjuntas" EE.UU.-Sur de Corea como colofon de la reorganizacion de sus fuerzas armadas.

Sin dudas, estas acciones del imperio constituyen el preludio de la guerra de agresion a la RPDC.

Lo que no se puede soslayar es que los gobernantes norteamericanos y el jefe de las tropas yanquis estacionadas en el suelo surcoreano dijeron casi simultaneamente que "su pais defenderia" al Sur de Corea cuando este fuera "amenazado" por alguien.

Para colmo, estan planteando la teoria del "disuasivo ampliado", segun la cual el imperio responderia al ataque nuclear al Sur de Corea en el mismo nivel que el de la reaccion al golpe a su propio territorio nacional.

Enfrentarse a la supuesta "amenaza" de la RPDC es, en su esencia, justificar la doctrina de EE.UU. del ataque preventivo contra ella.

Detras de los disparates de los belicistas yanquis esta el necio intento de provocar legitimamente la nueva guerra en la Peninsula Coreana e imputar la responsabilidad a la RPDC.

La realidad demuestra claramente que la amenaza de guerra proviene siempre de EE.UU. en la Peninsula Coreana.

Si EE.UU. desata la nueva guerra pese a la reiterada advertencia de la RPDC, esta le respondera con la guerra total y castigara despiadadamente a los agresores.