Este dicho parte de la siniestra ambicion de ocupar para siempre el suelo surcoreano para utilizarlo como base avanzada en funcion de su estrategia agresiva contra Corea y el resto de Asia.

Asi senala el periodico Rodong Sinmun en un comentario individual del dia 27 y continua:

La "seguridad", de que habla EE.UU., no pasa de ser una consigna para la segunda guerra coreana y la doctrina de agresion. Para este fin, EE.UU. trata de convertir la comandancia del octavo ejercito en la encargada de cumplir la guerra en el terreno.

Resulta obvio que cuando suceda esto, el comandante de las tropas norteamericanas ocupantes del Sur de Corea tendra la facultad de comandar las operaciones en el tiempo de guerra, con la cual podra movilizar en la guerra coreana no solo las enormes fuerzas terrestres, navales y aereas e infantes de marina ubicados en las periferias de la Peninsula Coreana sino tambien las fuerzas nucleares estrategicas.

De esta manera, los belicistas norteamericanos intentan terminar la guerra a modo de relampago al coordinar el mando sobre las colosales tropas norteamericanas a ser desplegadas en la Peninsula Coreana en el "tiempo de emergencia".

La "garantia de la seguridad" de la Peninsula Coreana, de que habla tanto EE.UU., no pasa de ser una mentira y engano.

Mientras EE.UU. persiga la guerra usando el territorio surcoreano como su base, no se puede esperar jamas el relajamiento de tension ni la paz.

EE.UU. endurece la sancion y la presion sobre la RPDC hablando ruidosamente de la supuesta "amenaza militar" proveniente de la segunda con el objetivo de anticipar la hora de provocar la guerra empeorando al maximo las relaciones bilaterales.

EE.UU. debe reflexionar de las graves consecuencias que emanen de sus aventureras maniobras para provocar la guerra.