Este hecho comprueba que EE.UU. persigue invariablemente el ataque preventivo nuclear contra la RPDC.

Aprovechando tal postura de EE.UU., las fuerzas hostiles a la RPDC reclaman practicar la estrategia del disuasivo ampliado en la Península Coreana y el resto de Asia Oriental.

Durante el seminario auspiciado hace poco por la Fundación de la Paz Internacional Carnegie de EE.UU., un profesor de la Universidad de Keio señaló que el disuasivo ampliado forma parte de la estrategia nuclear de EE.UU. y la reelaboración del plan correspondiente por parte de este imperio y el Sur de Corea jugará un papel importante en prevenir la "provocación" de alguien.

Esto es la lógica de bandido al pie de la letra.

Como parte de su política de zanahoria, EE.UU. y otras fuerzas belicistas hablan superficialmente de la "distensión" de la Península Coreana, pero fortalecen en realidad la cooperación nuclear pretextando la inexistente "amenaza" de la RPDC.

Entonces, viene a la mente el discurso pronunciado por el mandatario norteamericano en abril de 2009 en Praga, en el cual él juró seguir manteniendo el disuasivo efectivo para EE.UU. y sus aliados.

Hace mucho tiempo, EE.UU. concretó los detalles del "disuasivo ampliado" complementando el "paraguas nuclear" ofrecido al Sur de Corea y Japón y el sistema antimisiles.

Convierte el Sur de Corea y Japón como su base avanzada para el ataque preventivo nuclear y la guerra contra la RPDC.

La realidad impulsa a la RPDC a consolidar más su disuasivo de guerra para defender sus máximos intereses y seguridad desde la imprudente agresión de las fuerzas hostiles.

Así ella ejerce justamente su derecho a la autodefensa.