Muchos militares, civiles, jóvenes y escolares visitan sin parar a Mangyongdae, tierra natal del Presidente.

En los rostros de ellos, que entran por la puerta de mimbre de la casa natal de Mangyongdae, se denota la determinación de eternizar a él que convirtió al pueblo coreano en la nación más digna del mundo.

La colina Mansu, donde está erguida la estatua de bronce del Presidente, no se vacía nunca de los trabajadores de diferentes sectores que vienen a rendirle homenaje con cestos y ramos de flores.

Fomentan el ambiente festivo las pancartas colocadas en las avenidas capitalinas.

En las astas están izadas las banderas nacionales y se ven por doquier los carteles conmemorativos de gran tamaño y los paneles electrónicos que muestran la Kimilsungia.

Los tableros de fotos al aire libre detienen los pasos de los peatones que recuerdan viendo las fotos la vida brillante del Presidente quien hizo enorme aporte a la causa de independencia de la humanidad.

Marchan bien por otra parte el XIII Festival de Kimilsungias en la capitalina Exposición Permanente de Kimilsungias y Kimjongilias y el XXVII Festival Artístico de Amistad Abril en Primavera en varios teatros como Gran Teatro de Pyongyang Este y el Teatro Moranbong.

En los parques de diversiones y recreo y las redes gastronómicas comenzó ya el servicio de fiesta.

El Día del Sol es la eterna fiesta de primavera para el pueblo coreano y la humanidad progresista del mundo.