La sociedad internacional queda sorprendida al informarse de que EE.UU. utilizó y enterró gran cantidad de defoliante, sustancia repudiada por la humanidad, no sólo en Vietnam sino también en la Península Coreana, porque conoce bien a través de la guerra vietnamita la consecuencia catastrófica de esta sustancia tóxica que afecta de generación en generación al ambiente ecológico y al cuerpo humano.

Ya en la pasada guerra vietnamita EE.UU. lanzó a bordo de avión el defoliante causando muchas pérdidas humanas y perjudicando gravemente el ambiente ecológico de varias zonas, donde hasta la fecha, a varios decenios desde entonces, no crecen animales y plantas, surgen varias enfermedades y pierden la vida los seres humanos.

Las personas contagiadas por el defoliante, mueren o sufren las enfermedades como cáncer y parálisis del sistema nervioso y su consecuencia se hereda a los descendientes.

Realmente, muchos jóvenes y adultos surcoreanos que habían participado en la guerra de agresión a Vietnam, perdieron la vida o padecen hasta la fecha las enfermedades de distintos tipos y sus descendientes se hacen deformes o incapacitados.

Según un informe elaborado por el Departamento de Defensa norteamericano, EE.UU. comenzó a desarrollar ya en 1952 el defoliante y los medios de su lanzamiento para utilizarlo en la guerra coreana.

En aquel entonces, el imperio se aferraba a la guerra bacteriológica lanzando en la extensión de la República Popular Democrática de Corea enorme cantidad de bombas con bacilos de la peste, la viruela y la cólera.

A finales de la década de 1960 las tropas norteamericanas movilizaron a los uniformados del ejército títere surcoreano para lanzar el defoliante en la zona desmilitarizada de la línea de demarcación militar.

Miles de soldados surcoreanos participantes en el lanzamiento de defoliante resultaron muertos y decenas de miles incluso los civiles locales sufren por las enfermedades incurables.

Los efectivos norteamericanos enterraron por todas las partes del suelo surcoreano colosal cantidad de sustancias tóxicas, contaminando muchas áreas y afectando al cultivo agrícola y hasta al uso de agua potable.

Al tomar el agua contaminada, uno de los 10 mil habitantes padeció el cáncer, y un hombre de las tres familias murió por haber tomado el agua subterránea de la zona donde está instalado el oleoducto de las tropas norteamericanas.

Por doquier del Sur de Corea se ven las víctimas de defoliante.

Esto es un testigo que revela el crimen de lesa humanidad de EE.UU. tendente a exterminar a la nación coreana y devastar el territorio coreano.