EE.UU. es el invasor, cínico ocupante y enemigo jurado del pueblo coreano. Pretende imponer la guerra a la nación coreana, dividirla perpetuamente y dominar todo el territorio coreano.

EE.UU. tiene el siniestro intento de dividir a la nación coreana en dos partes y agravar la desconfianza y el antagonismo fratricidas y sacar provechos de ello.

Por eso, durante varios decenios, ha venido instigando a las autoridades surcoreanas a la confrontación fratricida.

La historia trágica de división nacional demuestra bien que el culto y el servilismo a EE.UU. causaron consecuencias catastróficas en la empresa por la reunificación del país y en la forja independiente del destino nacional.

Durante cerca de 70 años, todos los coreanos en el Norte, el Sur y en ultramar hicieron ingentes esfuerzos por reunificar el país y lograr la unidad nacional.

Pero, esos esfuerzos resultaron infructíferos debido al culto y la conciencia servil a EE.UU. En adhesión a la artimaña de ese imperio de meter cizañas en la nación coreana, los contagiados del servilismo a EE.UU. hostilizan injustamente a la parte connacional.

Pues, perseguir el culto y la sumisión a EE.UU. o tomar la posición de "Entre nosotros, los connacionales" determina la voluntad de mejorar o no las relaciones íntercoreanas.