El documento califica la alianza como la desigual entre el amo y el lacayo y la bélica favor de la política de agresión del imperio norteamericano, y continúa:

El 8 de septiembre de 1945, el imperialismo norteamericano ocupó el suelo surcoreano, en lugar del imperialismo japonés derrotado en la segunda guerra mundial, promulgó la gobernación militar y practicó la dominación colonial mediante el gobernador general.

Mediante las "elecciones por separado" celebradas en mayo de 1948, EE.UU. fabricó en agosto del mismo año el poder títere de Syngman Rhee.

Los "convenios" y "tratados" de toda índole, concertados después de la aparición del poder títere surcoreano bajo la coerción e instigación de EE.UU., sirvieron para subyugar completamente el Sur de Corea en el plano político, el económico y el militar.

A fin de justificar el régimen de ocupación militar, EE.UU. inventó el 24 de agosto de 1948 el "convenio administrativo sobre los asuntos militares y de seguridad provisionales en el período transitorio" instigando al traidor Syngman Rhee.

En virtud de este "convenio", entregó al ejército surcoreano las municiones suficientes para armar a decenas de miles de efectivos, enorme cantidad de armas arrebatadas de los imperialistas japoneses, los aviones y buques de fabricación norteamericana para que prepare la guerra de agresión contra la RPDC.

Al provocar la guerra coreana el 25 de junio de 1950, inventó en julio de ese año el "convenio sobre la esfera jurisdiccional del ejército norteamericano en el Sur de Corea". De esta manera, tomó en sus manos el mando de operaciones y el control sobre el ejército surcoreano.

Pretextando ese convenio ilícito, incorporó al ejército títere surcoreano a las "fuerzas de la ONU" para que el "comandante" de estas fuerzas pudiera ejercer el mando sobre aquél.

El primero de octubre de 1953 fue firmado en Washington el "Tratado de Defensa Mutua" EE.UU.-Sur de Corea.

El capítulo IV del tratado atribuye a EE.UU. el derecho a desplegar en toda la extensión surcoreana las fuerzas armadas terrestres, navales y aéreas, mientras el capítulo VI "legalizó" la presencia perenne de las tropas norteamericanas en el Sur de Corea al estipular que "el tratado es vigente por tiempo indefinido".

El tratado fue el leonino de peor contenido que distaba mucho de otros tratados pactados con otros países sobre el estacionamiento de las tropas norteamericanas.

En noviembre de 1954, EE.UU. fabricó "actas de acuerdos" como suplemento del "Tratado de Defensa Mutua" EE.UU.-Sur de Corea reafirmando su ocupación perpetua del territorio surcoreano.

Durante 70 años transcurridos desde la ocupación del suelo surcoreano, la alianza EE.UU.-Sur de Corea registró la historia criminal y vergonzosa de agresión, guerra, saqueo y subyugación.

Ateniéndose a la "declaración conjunta" del gobierno títere surcoreano y la "comandancia de las fuerzas de la ONU", publicada en mayo de 1961, EE.UU. aceleró los preparativos de guerra de agresión anti-RPDC manteniendo el mando de operaciones del comandante de las "fuerzas de la ONU" sobre el ejército surcoreano, invirtiendo enormes gastos en el aumento armamentista e intensificando los ejercicios bélicos.

Y lanzó a los efectivos surcoreanos mercenarios como carnes de cañón para las guerras de agresión desatadas por doquier del mundo.

El 9 de julio de 1966, fabricó el "Acuerdo Administrativo" EE.UU.-Sur de Corea que permite a las tropas norteamericanas ocupantes del Sur de Corea tener las prerrogativas nunca vistas en otras partes del mundo.

Cobijadas por el "acuerdo", las tropas yanquis cometen sin vacilación alguna en el suelo surcoreano los crímenes de toda índole, tales como el homicidio, la violación sexual, el saqueo y el sabotaje.

En diciembre de 1994, el imperio orquestó la farsa de entregar a los títeres el mando de operaciones en el tiempo de paz con el astuto intento de calmar el ambiente por la independencia antiyanqui de la población surcoreana y las críticas internas y externas sobre la ocupación del territorio surcoreano y la gobernación colonial.

Declaró que entregaría en abril de 2012 el mando de operaciones en el tiempo de guerra. Sin embargo, tras fabricar el "poder" conservador proyanqui, le instigó a aplazar repetidamente el tiempo de su transferencia.

A través de la engañosa "ayuda", intensificó el sistema de gobernación neocolonial sobre la economía surcoreana.

A mediados de la década de 1960, tomó en su mano el presupuesto financiero y la mayoría del capital del Sur de Corea y monopolizó 70-80% del suministro de materias primas y el 80% del volumen comercial.

Con la apertura de mercados norteamericanos, profundizó la penetración y la dependencia económicas del Sur de Corea.

Al inventar el "Tratado de Libre Comercio", colonizó más a los títeres surcoreanos.

Apoyándose en la alianza con EE.UU., la banda conservadora surcoreana realiza el último esfuerzo por mantener su sucia y precaria vida.

Lo que hizo hasta ahora el actual poder surcoreano es haber subyugado más el Sur de Corea al imperio abogando por la alianza y llevado a la fase catastrófica las relaciones íntercoreanas mediante la confabulación conflictiva y las maniobras bélicas contra el Norte de Corea.

Mientras exista esa alianza, la población surcoreana no podrá liberarse de desgracias.

Nunca se eliminará el peligro de guerra en la Península Coreana ni se podrá esperar la paz y la reunificación del país.

Debe ser disuelta ahora mismo la alianza EE.UU-Sudcorea, vergüenza de la nación y obstáculo para la paz y reunificación.