En su reporte publicado en la primera quincena de mayo pasado, el Comite de la ONU contra la Tortura encomendo la revision del "acuerdo" Japon-Sur de Corea sobre el problema de esclavas sexuales para el viejo ejercito japones, comienza la nota y prosigue:

Ese documento definio a las esclavas sexuales para el viejo ejercito japones como victimas de esclavitud sexual implantada en el periodo de la Segunda Guerra Mundial y opino que el "acuerdo" Japon-Sur de Corea pactado a finales de 2015 es insuficiente para la recuperacion de honra de ellas.

El gobierno japones rechazo fuertemente el reporte del Comite de la ONU y presento el llamado "documento de refutacion".

Describio el "acuerdo" como "definitivo e irreversible" protestando que "no es verdad y resulta impropia" la definicion de las "consoladoras" para el viejo ejercito japones como esclavas sexuales, hecha por el mencionado informe.

Asi el gobierno japones critica hasta el reporte de la organizacion internacional, que ha reflejado de modo imparcial la opinion publica mundial, para justificar sus crimenes del pasado, lo cual es una tergiversacion descarada de la historia, insulto a las victimas y desafio frontal a la sociedad internacional.

La evaluacion y la definicion de actos criminales no son responsabilidades del culpable.

Al criminal le compete unicamente la obligacion de reflexionar de sus pecados segun la sentencia dada por la justicia y la ley.

Al darse cuenta de que constituye un acto impropio y suicida tergiversar la historia y eludir las responsabilidades de los crimenes del pasado, las autoridades japonesas deberan cumplir con actitud sincera su obligacion juridica y moral sobre su expediente criminal.