El proyecto, inventado cuestionando la "invasion a Ucrania" de Rusia y su intervencion en las elecciones presidenciales de EE.UU., incluye en la lista de blancos de sancion no solo las empresas rusas, sino las otras europeas que toman parte en el programa de construccion del gasoducto Rusia-Europa "Corriente del Norte-2".

De inmediato, el ministro de RR.EE. de Alemania y el premier austriaco hicieron publica una declaracion conjunta criticando fuertemente que la nueva sancion norteamericana viola la ley internacional y amenaza la seguridad energetica de la Union Europea y no pueden aceptar el ilegal y extraterritorial intento de sancion.

Revelaron que en virtud del susodicho proyecto, EE.UU. persigue contrarrestar a Rusia en la exportacion de gas al mercado europeo y opinaron que no se debe vincular la sancion politica con los intereses economicos.

El ministro de Economia de Alemania advirtio que tomara las contramedidas en el caso de que Trump ratifique el proyecto. El Comite de la UE y Francia exigieron a EE.UU. consultar y tratar el asunto de sancion anti-Rusia con los paises aliados de Europa.

Es natural que fuera rechazada por la sociedad internacional la sancion de EE.UU que perjudica los intereses de otros paises y regiones segun sus intereses y pauta sin tomar en consideracion el derecho internacional.

Cuestionando el ejercicio del derecho a la autodefensa de la RPDC frente a la extremada politica hostil y la amenaza nuclear de EE.UU., este recrudece la injusta e ilegal campana de sancion y presion contra aquella.

Esta maniobra brutal y salvaje tiene el objetivo de suprimir el derecho al desarrollo de la RPDC y hasta el de existencia de su pueblo.

EE.UU. quiere extender ahora su garrote de sancion hasta a los aliados europeos aunque lo esgrimia antes solo contra los paises desobedientes y aspirantes a la vida independiente.

La realidad de hoy testimonia que si se toleran el despotismo y las arbitrariedades de EE.UU., ningun pais se liberara de las garras de sancion.

La sociedad internacional no debe admitir nunca la campana de sancion de EE.UU que trata de hacer al mundo retroceder a la edad medieval.