Recientemente, ellos abrieron una sesion del comite de etica del partido y orquesto la farsa de "escarmiento" a los "ofensores de la Sublevacion del 18 de Mayo" quienes insultaron el Levantamiento Popular de Kwangju y los familiares de los caidos como "tumulto de los insurrectos" instigados por el "Norte (de Corea)" y "grupo de monstruos".

Impotente de resistir la fuerte condena de la opinion publica al respecto, esa camarilla de traidores prometio el castigo, pero tardo en dictarlo por mas de 2 meses presentando pretextos injustos. Esta vez, se limito a sentenciar la "advertencia" y la "suspension de militancia de 3 meses" a las figuras principales de la ofensa.

Este hecho constituye una burla insoportable y desafio abierto a la opinion publica surcoreana que desea el castigo severo a los ofensores.

Los rebeldes de Kwangju derramaron la sangre y ofrendaron la vida por la justicia y la democratizacion de la sociedad surcoreana.

Sin embargo, esos traidores, que vinieron haciendo apologia de la dictadura fascista partiendo de su veto cronico al movimiento de democratizacion, justifican a los difamadores que impusieron la doble muerte a los rebeldes.

Desde el principio, el PCL metia el embuste de que "se puede caber diferentes interpretaciones sobre los hechos historicos" y "otros partidos pueden malemplear el caso en las elecciones suplementarias". De esta manera, llevo a la ruptura el debate de punicion a los difamadores en la "Asamblea Nacional".

Las susodichas sentencias superficiales son descritas cinicamente por esa organizacion como "sintesis de la voluntad e idea del pueblo".

La presente farsa de castigo es, en realidad, una forma de "premiacion" a los difamadores y, a la larga, un producto del complot del PCL para acabar con la democracia despreciando la voluntad y demandas de las masas populares.

La existencia del PCL como primera organizacion de la oposicion es una tragedia de la politica surcoreana y verguenza nacional.

No es casual que los surcoreanos de diferentes circulos alzaran las voces de condena a ese partido calificando su medida de escarmiento de "una especie de estimulo" y apodandolo de "disparatero".

Los habitantes de Kwangju y otras partes del Sur de Corea condenan a los integrantes del PCL "como sediciosos y monstruos de verdad que niegan la historia del 18 de Mayo, al pueblo, la democracia y a la Constitucion".

Hasta los pobladores de los feudos tradicionales del campo conservador, la ciudad de Taegu y la provincia de Kyongsang del Norte, salen a las calles demandando que descalifiquen como "parlamentario" a los ofensores.

Los militantes del PCL, que consideran al pueblo como animal, seran condenados duro por la opinion publica.