Sin embargo, Japon marcha a contrapelo de la aspiracion de la humanidad.

Segun un reporte reciente, una asociacion ballenera japonesa pretende rehabilitar un puerto pesquero de Hokkaido que servia para la captura de ballenas.

El hecho es una muestra coherente del cinismo del pais isleno que comete las barbaridades de toda indole para satisfacer sus objetivos egoistas sin importar la destruccion del ecosistema mundial ni el agotamiento de recursos biologicos.

De hecho, Japon recurrio hasta la fecha a la captura ilicita de cetaceos con fines comerciales.

En 1986, la Comision Ballenera Internacional (CBI) prohibio la caza de ballenas con fines comerciales para prevenir su extincion.

Sin embargo, Japon no dejo de cazar en las aguas antarticas y del Pacifico del Norte bajo el enganoso pretexto de "investigacion cientifica".

A citar un ejemplo, las entidades de proteccion medioambiental revelaron el delito de Japon que vende centenares de ballenas al ano en los mercados nacionales precisando que "se obtendra la carne de ballenas valorada en 20 millones de US$ solo en la pesca de altura del ano 2000".

Insatisfecho de esto, Japon se retiro oficialmente de la CBI el ano pasado y proclamo unilateralmente a los 31 anos la reanudacion de la captura con fines comerciales.

Para colmo, se brinda ayuda gubernamental a los balleneros hablando del "vacio de largo tiempo".

El ano pasado, se redujeron considerablemente las cabezas de cetaceos que venian en grupos a Sudafrica a la corriente calida y se encuentran en la crisis de extincion 7 de las 13 especies a consecuencia de la captura indiscriminada.

En lugar de sentir la culpabilidad, el pais isleno justifica su crimen disparateando que "la captura de ballenas durante 100 anos posteriores no afectara el caudal de recursos maritimos, segun la cuenta hecha por la CBI".

La revista estadounidense Time escribio en el articulo intitulado "Medioambiente" que "si Moby-Dick de Herman Melville estuviera nadando en el Pacifico, intentaria devorar sin duda la flota ballenera de Japon".

Es muy natural que Japon fuera criticado como "pais que hace llorar hasta las ballenas".

Japon no debe equivocar los recursos naturales de la Tierra, bienes comunes de la humanidad, con sus propiedades.

La sociedad internacional no perdonara nunca mas el pillaje del pais isleno que saquea los recursos naturales indispensables para la subsistencia, el desarrollo y la prosperidad de la especie humana.