Nacidas como hijas de jornaleros antes de la liberacion de Corea, ellas experimentaron en carne propia la tristeza de la nacion apatrida sufriendo los maltratos y humillacion de todo tipo.

Durante varios decenios, trabajaron con sinceridad en la rama agricola con el deseo de recompensar con la elevada produccion cerealera las benevolencias del Presidente Kim Il Sung y el Dirigente Kim Jong Il quienes les aseguraron una vida valiosa y digna despues de la liberacion del pais.

Despues de ser jubiladas, las ancianas se dedicaron voluntariamente a los trabajos provechosos por la prosperidad de la patria.

En el regimen de salud publica socialista, viven ahora atendiendo las cuestiones hogarenas y manteniendo buen estado de salud bajo la atencion y proteccion de los medicos responsables.