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Kim Sung Jin critica la intervencion de Japon en el problema de Taiwan
Pyongyang, 13 de agosto (ACNC) -- El comentarista de asuntos internacionales Kim Sung Jin publicó el día 13 un artículo intitulado "Japón se acerca más al abismo de arruinamiento debido a la intervención en el problema de Taiwán".

Su texto completo sigue:

Cuando la ayuda militar de EE.UU. a Taiwán produce la censura y preocupación de la sociedad internacional, deviene otro tema de conversación la reciente visita del vicepresidente del Partido Democrático Liberal de Japón, Aso, a la isla de Taiwán.

No cabe duda que esta visita de Aso, que no es una figura cualquiera del círculo político de Japón, no fue un simple viaje al extranjero para ganarse la popularidad individual.

Como se preveía, tan pronto como llegara ahí, él se presentó en un "forum internacional" y pronunció un disparate casi belicoso.

Específicamente, dijo que la paz y estabilidad del Estrecho de Taiwán son importantes para la tranquilidad no sólo de Japón sino también de la sociedad internacional y ahora es cuando los "Estados que comparten la misma idea" como Japón, Taiwán y EE.UU. deben estar dispuestos a combatir.

Prosiguió que constituiría un disuasivo comunicar a la contraparte la voluntad clara de usar en el tiempo de emergencia el potencial defensivo para defender Taiwán.

Según trascendidos, durante el diálogo con el mandatario de Taiwán, Aso discutió largo tiempo el modo de evacuación de los japoneses en el tiempo de emergencia de Taiwán charlataneando que las relaciones entre Japón y Taiwán deben ser las de ayudar mutuamente en el tiempo difícil y compartir la alegría en los momentos felices.

Se puede evaluar que se trata de una inspección al terreno del belicista que está desesperado para armar un lío en la zona candente.

No por casualidad, los medios de prensa internacionales comentan unánimemente esa visita como "la de enfrentamiento que lleva al extremo el rumor de amenaza de China", el "disparate que inculca el belicismo", la "operación minuciosa del poder de Kishida", etc.

No se puede justificar por nada la conducta de Japón que instiga a la "independencia" a los separatistas de Taiwán con la intervención abierta en el asunto interno de China.

En los últimos años, Japón la comete más abiertamente chismeando que el "tiempo de emergencia de Taiwán es el de Japón", en adhesión a la política norteamericana de refrenar a China.

En diciembre del año pasado, publicó los documentos de nueva estrategia de seguridad insistiendo absurdamente en que los ejercicios militares y lanzamiento de misiles de China en el Estrecho de Taiwán constituyen una amenaza para los habitantes locales.

En la llamada "declaración conjunta" publicada después de la Cumbre EE.UU.-Japón en enero de este año, abogó por la importancia de mantenimiento de la "paz y estabilidad del Estrecho de Taiwán" haciendo hincapié en el "orden internacional basado en las reglas".

Es un secreto ya conocido que Japón intenta compartir en tiempo real con EE.UU. y Taiwán los datos del drone de reconocimiento y el Ministerio de Defensa japonés planea ampliar sus fuerzas armadas estacionadas en una isla del departamento de Okinawa, cercana a Taiwán.

En tal circunstancia, el viceministro de Defensa japonés disparateó sin escrúpulos que es muy probable que su país ayude a Taiwán en el caso de que el continente chino use en esta región las fuerzas armadas.

En el comunicado conjunto China-Japón de 1972, este segundo había prometido firmemente que "comprende y respeta totalmente la posición del gobierno de China sobre Taiwán".

Entonces, ¿por qué estará vulnerando ahora la línea roja de China hablando acaloradamente del asunto de Taiwán, parte inseparable del territorio chino?

Japón tiene la siniestra intención de realizar sin falta la ambición de "esfera de coprosperidad de la gran Asia Oriental", que no pudo cumplir en el siglo pasado, al convertirse en el Estado capaz de hacer la guerra bajo el amparo de su amo gringo.

Añorando el pasado cuando andaba por todas partes del extenso continente asiático enarbolando la "bandera del sol naciente", preconiza tanto el "rumor de amenaza del contorno" para justificar su obstinada ambición de convertirse en potencia militar.

Un capítulo de ese rumor es precisamente la "amenaza a Taiwán".

En la "Carta Blanca de Defensa" publicada el año pasado y el presente, Japón reclamó potenciar "Fuerzas de Autodefensa" frente a la "amenaza" militar de China pretextando la situación del Estrecho de Taiwán y decidió aumentar a 43 billones de ¥los gastos militares para el próximo lustro hasta 2027.

Ahora el poder de Kishida se porta astutamente para abrir la vía hacia la potencia militar anunciando la instalación de la oficina de enlace de la OTAN en Tokio por primera vez en Asia y la consolidación de cooperación internacional frente al tiempo de emergencia de Taiwán.

Este hecho no pasa de ser una conducta autodestructiva que agrava la ya inestable situación regional debido a la agresiva política sobre Asia de EE.UU. y de llevar el archipiélago japonés al atolladero de seguridad.

Hoy en día, China y otros países regionales toman precaución de los cada día más imprudentes movimientos militares de Japón.

La década de los 20 del siglo XXI no es la de los 30 del siglo pasado cuando los imperialistas japoneses fabricaron el "incidente del puente Lugouqiao" codiciando el vasto territorio chino.

Japón debe actuar con prudencia al ver correctamente la firme decisión, voluntad, anhelo y capacidad del pueblo chino sobre la reunificación de Taiwán.

Japón caerá más hondo en el abismo de arruinamiento mientras cometa más la intervención en el asunto interno de China.

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