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Despliegue de propiedades estratégicas nucleares de EE.UU. causa el círculo vicioso de tensión de la Península Coreana
Pyongyang, 2 de diciembre (ACNC) -- El comentarista de asuntos internacionales Kang Jin Song hizo público el día 2 un artículo intitulado "El despliegue de las propiedades estratégicas nucleares de EE.UU. es el factor maligno que causa el círculo vicioso de la agravación de tensión en la Península Coreana".

Su texto íntegro sigue:

Los ejercicios de guerra nuclear de EE.UU. y sus acólitos llevan a la fase de explosión la situación regional de la Península Coreana amenazando gravemente la seguridad de nuestro Estado sagrado y todo el pueblo coreano.

EE.UU. emplazó los días 21 y 22 de noviembre el portaaviones nuclear Carl Vinson y el submarino de propulsión nuclear Santa Fe en su base operacional de Pusan y en la otra naval de Jeju, enclavadas en la región de los títeres surcoreanos.

Y el día 26, efectuó junto con Japón y los títeres surcoreanos los ejercicios marítimos trilaterales en alta mar cerca de la isla Jeju con la incorporación del portaaviones referido, los destructores Aegis, etc.

En el marco de esta maniobra que ha fomentado el belicismo nuclear anti-RPDC, esas partes adiestraron el procedimiento antiaéreo y la movilidad marítima suponiendo la "provocación del Norte de Corea con misiles y aviones".

Sin embargo, los enemigos pretenden disimular a toda costa su naturaleza agresiva describiendo como una medida frente al "aumento de la amenaza nuclear y de misil del Norte de Corea" su entrenamiento que lleva a la coyuntura de choque nuclear la aguda confrontación militar en la Península Coreana, zona más candente del mundo.

Pero, indican quién es el peor culpable de la tensión de la Península Coreana las estelas sucias, que dejaron durante todo el año las propiedades estratégicas nucleares de EE.UU. en la tierra, el mar, el aire y debajo del agua de la Península Coreana, y los indiscriminados ejercicios bélicos conjuntos anti-RPDC bajo el mando de las tropas agresoras gringas.

Sólo este año, EE.UU. desplegó por primera vez en más de 40 años su submarino estratégico nuclear en la Península Coreana, estrenó el aterrizaje de su bombardero del mismo tipo en la región de títeres surcoreanos y renueva constantemente el récord de ubicación del portaaviones y otras propiedades de guerra nuclear en esta región.

Según las estadísticas recogidas, EE.UU. introdujo este año en esta península el submarino Kentucky cargado de 80 ojivas nucleares, despachó sucesivamente otros 4 de propulsión nuclear Springfield, Michigan, Annapolis y Santa Fe y desplegó en 22 ocasiones los bombarderos B-1B y B-52H.

Entraron en 3 ocasiones en las aguas de la Península Coreana las flotillas de ataque de portaaviones nucleares norteamericanos como Nimitz y Ronald Reagan que tienen a bordo enormes fuerzas armadas que bastan para cumplir una guerra total.

Desde el principio de este año hasta la fecha, tuvieron lugar más de 60 ejercicios militares conjuntos de gran envergadura que ha realizado EE.UU. en la Península Coreana y su contorno con Japón y los títeres surcoreanos de manera bilateral y multilateral, tales como Freedom Shield, el entrenamiento de desembarco Sangryong y la maniobra combinada de fuego para el exterminio.

En este Planeta, no hay otro lugar como la Península Coreana donde se despliegan una vez a cada 10 días las propiedades estratégicas nucleares de EE.UU., ni mucho menos hay el sitio donde se realizan una vez por cada 5 días los ejercicios de guerra nuclear en que una parte beligerante apunta a precisión a la contraparte.

El despliegue de propiedades estratégicas nucleares y los ejercicios de guerra nuclear anti-RPDC, liderados por las tropas agresoras norteamericanas, se tornan cada día tan frecuentes que hacen confundir que sus bases de salida y puertos madre se trasladaron desde la base aérea de Anderson en Guam y el puerto de Yokosuka de Japón a la Península Coreana. Este hecho comprueba con toda claridad que EE.UU. es el culpable principal de agravación de la tensión en este procurrente.

Sin embargo, EE.UU. induce en error la opinión pública disfrazándose siempre de "víctima" de la tensión de la Península Coreana y, además, habla tanto de la "provocación" y "amenaza" de alguien vinculando absurdamente hasta el presente entrenamiento naval EE.UU.-Japón-títeres surcoreanos con el lanzamiento del satélite de reconocimiento de la RPDC.

Es el clímax de descaro esta insistencia que no puede convencer a nadie.

Si una parte beligerante en la zona más candente del mundo introduce cerca de la línea de demarcación con su contraparte enorme cantidad de propiedades de guerra nuclear y, para colmo, cuando la primera es indudablemente el peor Estado belicista de la historia, resulta la opción inevitable y el ejercicio totalmente natural del derecho a la autodefensa que la segunda ponga manos a la obra de poseer la capacidad de reconocimiento para vigilar y controlar el carácter de acción de las fuerzas hostiles.

Para ejercer el derecho de desarrollo espacial, el universal de un Estado soberano reconocido por la ley internacional, la RPDC da más acicate a la posesión del satélite de reconocimiento considerándola como meta primordial, en lugar de los otros de comunicación, meteorología e investigación de recursos. Esto también está relacionado directamente con las acciones desestabilizadoras de EE.UU. que se cometen en la Península Coreana y sus periferias.

Si debe ser cuestionado el lanzamiento de satélite, asunto interno de un Estado soberano, habría que sentarse primero en el banquillo de acusados del Consejo de Seguridad de la ONU EE.UU., máximo poseedor de satélites del mundo, que vigila las ventanas de casa ajena llenando de sus satélites de espionaje y propiedades de inteligencia el cielo de la Península Coreana y su contorno.

Por lo tanto, los países vecinos de la Península Coreana y la imparcial sociedad internacional reclaman unánime y fuertemente que EE.UU. debe cancelar su política de opresión como ejercicios militares conjuntos y despliegue de propiedades estratégicas nucleares, con respecto a la actual situación política y militar de la región que repite el círculo vicioso.

Antes de cuestionar atrevidamente el ejercicio legítimo del derecho de autodefensa de un Estado soberano, EE.UU. debería arrepentirse de sus malsanas acciones hechas delante de las puertas de casa ajena y pensar en serio en sus consecuencias.

La zona más candente del mundo no es una expresión abstracta.

Hoy en día, la Península Coreana y su contorno son la zona más peligrosa del mundo donde se completaron realmente las condiciones militares para desatar la primera guerra termonuclear de la historia.

En los últimos años, ocurren de manera múltiple los conflictos armados y los incidentes sangrientos en muchas zonas candentes del mundo, debido a la política militar hegemónica de EE.UU. que se torna cada día más grave.

En tal situación militar internacional, no hay la garantía de que la Península Coreana no se convertirá en el próximo campo de guerra.

En estos tiempos en que se exacerba cada momento la hostilidad entre las fuerzas respecto a la Península Coreana, el despliegue fanático de las propiedades estratégicas nucleares de EE.UU., a partir del veto patológico al ejercicio del inalienable derecho de la RPDC a la autodefensa, implica el peligro de destruir hasta el último sostén psicológico del responsable país poseedor de arma nuclear que trata de impedir el estallido de guerra en la región y recuperar la estabilidad.

Esto no es una preocupación hipotética sino una realidad innegable por nadie.

En el caso de estallar un choque imprevisible en el Nordeste de Asia en torno a la Península Coreana, la responsabilidad por sus consecuencias catastróficas recaerá enteramente sobre EE.UU. que presiona continuamente el espacio de seguridad de la RPDC con la creciente amenaza y chantaje militares.

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