Se torna cada vez más temeraria la furia conflictiva de las fuerzas hostiles, que exponen abiertamente su intento de usar las fuerzas armadas contra la soberanía de la República Popular Democrática de Corea.

Esa locura lleva a una fase cada vez más imprevisible la ya preocupante situación de seguridad de la Península Coreana.

Cuando superan los antecedentes los ejercicios de la guerra de agresión que se desarrollan casi todos los días de manera simultánea y múltiple en los territorios de la República de Corea limítrofes con la frontera sur de la RPDC, aparecen a cualquier hora los activos estratégicos nucleares de EE.UU. y se hizo algo cotidiano la blasfemia de los belicistas sobre el "fin del régimen" de alguien.

Esta realidad comprueba la gravedad de la situación que no se puede pasar por alto.

La aguda situación militar, creada en la Península Coreana, exige a nuestro ejército tomar las medidas más resueltas y drásticas para defender con más firmeza la seguridad del Estado.

Frente a esa situación grave en que cada día va de mal en peor la crisis de guerra en las cercanías de la frontera sur de la RPDC, el Estado Mayor General del EPC declara que toma las medidas militares prácticas para separar totalmente la extensión territorial bajo la soberanía de la RPDC y el territorio de la RC.

Por ahora, se realizará desde el día 9 la obra para cortar por completo las carreteras y la línea ferroviaria de nuestra parte conectadas con la RC y levantar una fortaleza con sólidas estructuras de defensa.

Nuestro ejército cortará y bloqueará perpetuamente bajo tal situación la frontera sur colindada con la RC, primer país hostil e invariable enemigo principal, lo cual es una medida autodefensiva para frenar la guerra y defender la seguridad de la RPDC.

Con respecto a la obra de fortificación que tendrá lugar en la delicada zona fronteriza del sur, nuestro ejército remitió a las 9 y 45 del día 9 un aviso telefónico a la parte de fuerzas norteamericanas con la intención de evitar el malentendimiento y un choque eventual.