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Recientemente, EE.UU. y la República de Corea llegaron a un consenso en las negociaciones para concertar el 12º "acuerdo especial sobre la cuota para la defensa" que continuaron desde abril pasado.

Según el consenso, la RC tendrá que pagar en 2026, primer año de la entrada en vigor del acuerdo referido, mil 130 millones de US$ aproximadamente, cifra 8.3% superior en comparación con el año anterior, y reajustará en los 4 años posteriores la tasa anual de subida tomando en cuenta los precios para el consumidor y otros factores.

El vocero del Departamento de Estado de EE.UU. dijo en tono ufano que la alianza EE.UU.-RC vino cumpliendo la función de eje principal en lograr la paz, estabilidad y prosperidad del Nordeste Asiático, la región más extensa de Indo-Pacífico y las demás zonas. Y peroró que ese consenso es un éxito importante para ambas partes y fortalecerá con él la alianza y la defensa conjunta.

Si ve el gesto triunfal del amo gringo que se congratula por la conclusión pronta de las negociaciones de la subida de cuota, todo el mundo se dará cuenta una vez más de la complacencia de las tropas norteamericanas desplegadas en la RC, que continuarán el viaje lujoso a ultramar ganando fondos fabulosos so pretexto de defender la seguridad del país ajeno, y de la bajeza del miserable lacayo colonial que se obligó a suplicar su seguridad pagando sumas colosales recaudadas de su población a título de impuestos.

Desde 1991, la RC viene cubriendo los gastos para la construcción de bases de tropas norteamericanas, el pago de salarios a los obreros empleados en el terreno, la ayuda de enseres, etc. y, posteriormente, la tasa de subida creció gradualmente hasta llegar a la suma fabulosa de hoy.

Pero, el insaciable amo gringo impuso el aumento considerable de la cuota planteando hasta la "teoría de retirada de las fuerzas norteamericanas en la RC".

Ya que los tipejos de la RC habían probado ya una tremenda desgracia impuesta por su amo durante la administración anterior, se puede decir que fue menos mal para ellos la conclusión relámpago de esas negociaciones.

Hay un objetivo siniestro con que la actual administración norteamericana en el período final de mandato concluyó de prisa dichas negociaciones, a pesar de que queda un año hasta el vencimiento del 11º "acuerdo especial sobre la cuota para la defensa" firmado en 2021.

Al reconocer que no puede frenar a solas la tendencia de crecimiento brusco de las fuerzas independientes antiyanquis que aceleran el cambio evidente de la estructura internacional de fuerzas, EE.UU. revitaliza las alianzas bilaterales y multilaterales bajo su liderazgo y se apresura a agrupar a sus satélites en nuevos bloques militares.

En vista de cumplimiento de la estrategia de largo plazo para mantener a raya a la RPDC y los países del contorno y tomar de continuo la hegemonía regional, constituye la mejor "propiedad" fácilmente disponible la RC fantoche que confía totalmente en EE.UU. la soberanía política, económica y militar.

Esta vez también, la actual administración norteamericana dice que ha fijado "imparcialmente" la cuota, lo cual parte de su intento malsano de hacer conocer la constancia de su compromiso de defender a la RC y conmover a los lacayos de ésta para seguir utilizándolos como brigada de choque en el establecimiento del "orden de libertad" centrado en EE.UU.

Por su parte, los compinches de la RC se mostraron entusiastas en acordar la nueva cuota con la intención astuta de sacar al máximo sus provechos tratándose con el actual mandatario norteamericano, que les parece menos imponente, antes de que se cambie el inquilino de la Casa Blanca.

Entonces, surge esta pregunta: ¿Cuánto aporte hará a la seguridad de la RC ese acuerdo que es un producto de la generosidad, que ha dispensado a desganas el amo para consolar a su aliado melancólico, y del objetivo egoísta de su lacayo?

El antecedente de haber impuesto bajo el pretexto de proteger a la RC la inclusión en la cuota hasta de los gastos de viaje de los activos estratégicos de EE.UU. y de mantenimiento de THAAD deja conocer en claro lo que es el modo de negociar al estilo norteamericano.

Al exigir en 2019 la enmienda de la "nota de control de crisis de la alianza EE.UU.-RC", EE.UU. insistió en extender el ámbito de este control en los casos de emergencia desde la Península Coreana al territorio estadounidense.

Si se toma en cuenta este hecho, no se puede descartar la posibilidad de que los "fondos de ayuda a las fuerzas norteamericanas en la RC que contribuyen a la defensa de la Península Coreana", incluidos en el "acuerdo especial", se usen en cualquier momento en el cumplimiento de la misión en las zonas fuera de este procurrente como Taiwán, según la estrategia de EE.UU. sobre el Indo-Pacífico y la de incrementar la flexibilidad estratégica.

Esto quiere decir que la cuota para la defensa, cuyo uso se limitaba al mantenimiento de las fuerzas norteamericanas en la RC, puede tener otros usos en función de cumplimiento de la estrategia hegemónica de EE.UU. y, naturalmente, la tasa de subida de la misma de la parte de la RC crecerá bruscamente sin límites.

La conclusión de las negociaciones al respecto, antes de lo previsto, parte del cálculo estratégico del imperio del mal que quiere subyugar más a los títeres de la RC, atemorizados por la posibilidad de asumir más carga financiera, dándoles las muestras de "generosidad" y "buena fe" y utilizarlos como brigada de choque en el cumplimiento de su estrategia de hegemonía mundial imponiéndoles de continuo los gastos fabulosos.

El proceso de las negociaciones muestra que no habrá ningún cambio en el carácter esencial de la "alianza" EE.UU.-RC como relaciones de obediencia y desigualdad entre el amo y el lacayo.

La fatalidad de la RC fantoche, que debe sufrir la inquietud por distintos problemas como la seguridad, economía y gastos de mantenimiento de fuerzas norteamericanas cada vez que se cambie el inquilino de la Casa Blanca, evidencia la vulnerabilidad de esa alianza que describen ellos como "la suprema establecida con sangre" y "relaciones de aliados sinceros".

Esto es la situación actual de la "alianza" EE.UU.-RC, caracterizada por el engaño mutuo y la persecución de intereses propios, y la evaluación imparcial de la humanidad.