El pasado dia 13, pese al fuerte rechazo de la sociedad internacional, el gobierno japones tomo la decision de echar al mar las aguas contaminadas de alta densidad radiactiva, que se generaron durante el accidente de la planta nuclear de Fukushima.

Este hecho es otra muestra evidente del cinismo y naturaleza de bandido de Japon e imperdonable acto criminal que amenaza gravemente la salud, seguridad y ecosistema de la especie humana.

Las aguas radiactivas en cuestion se generaron como resultado de la explosion en cadena de la planta nuclear causada por el tremendo terremoto y tsunamis que atacaron a Fukushima en 2011.

Ellas contienen sustancias peligrosas como tritio y cesio que exceden mucho el limite permisible.

Anteriormente, Japon viene conservando en los tanques las aguas contaminadas que se generan cada dia.

Puesto que llego al limite la capacidad de almacenamiento, viene exponiendo la intencion de echarlas a las aguas maritimas.

Al cabo de quedarse indeciso ante el fuerte rechazo de la sociedad internacional, el gobierno japones adopto la decision oficial al respecto describiendo las aguas radiactivas como "limpias" que pasaron el proceso de purificacion.

Si el gobierno japones cumple al fin y al cabo su decision, la enorme cantidad de sustancias peligrosas sera expandida a mayor parte del Oceano Pacifico en decenas de dias aprovechandose de la corriente veloz de la zona maritima cercana de Fukushima.

Esto destruira el ecosistema del mar azul, patrimonio comun de la humanidad, y causara seria amenaza para la salud y existencia de los pobladores de zonas litorales.

En particular, la emision de aguas radiactivas al mar constituye para Corea, que esta situada al lado de Japon siendo separada por un mar, el problema muy importante vinculado con la vida y seguridad del pueblo.

La conducta de Japon deja conocer con toda claridad que este es el culpable principal que para los intereses propios, no vacila en amenazar la humanidad ni en vulnerar el ecosistema de todo el planeta.

Japon debe cancelar ahora mismo su decision al darse cuenta del odio antijapones del indignado pueblo coreano.